Una serie absorbente. Eso se me ocurre para calificarla de primeras. Te engancha, te deja con ganas de más, te hace preguntarte qué demonios está pasando en realidad. Mr. Robot me deja hackeado.

Y digo bien, porque en ella se nos narran las peripecias de un hacker. Que también es analista en una compañía de ciberseguridad. Compañía que trabaja para la megacorporación que, a grandes rasgos, domina el mundo. ¡Ah! El hacker tiene problemas mentales serios. Elliot Alderson, el protagonista, es un paranoico con trastornos conductuales que le impiden relacionarse correctamente con los demás. O sea, uno más de los muchos personajes que han ido surgiendo en las series de los últimos años, esas series de personajes raritos.
Por tanto, podría ser la primera lacra de la serie: oooootro personaje así, con el que es difícil empatizar al principio pero que luego te lo llevarías a casa. Ahora bien, Mr. Robot no es solo una ficción sobre un tipo extraño que hace cosas de hacker. Si dividimos la serie en dos grandes bloques, uno, tan importante como el otro, versa sobre el pasado de Elliot y los problemas mentales que ciertas situaciones conllevan y que se desvelan a lo largo de los diez capítulos. Cierto es que la terapeuta que lo atiende debió sacarse el título en una tómbola, porque lo diagnostica y trata de pena, pero en fin. La mujer tenía sus propias cosas en las que pensar, como se nos cuenta.

La otra mitad que complementa a este thriller psicológico es la lucha de fsociety (1) contra la malvada E Corporation. Los primeros son unos ciberactivistas que buscan destrozar a la segunda en base a un ataque informático que provoque un borrado de datos económicos tal que haga que nadie deba nada a ninguno de los tentáculos de E Corporation.
Centrémonos en ello. Mr. Robot plantea un mundo dirigido, casi literalmente, por la E Corporation, cuyos tentáculos económicos parecen haber hecho presa en todo lo existente, según se desprende de conversaciones de los personajes. Y ese es, precisamente, uno de los grandes pufos argumentales para mi gusto. Además, es precisamente gracias a que la E Corporation sea dueña de todos los resortes económicos que la revolución iniciada por fsociety puede iniciar e incluso, quizá, triunfar: atacando y destrozando las bases de datos de ella, el mundo económico tradicional capitalista quiebra. Y eso, como que muy real, no es. La globalización y los diferentes mecanismos de libre comercio y manejo de capitales es un proceso muy intrincado como para que un ataque a una de los mayores conglomerados empresariales-financieros provoque el hundimiento global de la economía. Cierto que la crisis de 2008 arrastró a todo el mundo a una crisis sin precedentes, pero de ahí a que se derrumbara el entramado… más bien los postulados neoliberales han salido, encima, reforzados. Paradojas de la vida.

Bueno, sí, la serie es ficción, de acuerdo, así que se puede tomar esa licencia. De acuerdo. Pero solo si el mundo no fuera el nuestro, y según el background que se nos muestra, ES el nuestro (líderes políticos, imágenes de noticias reales, etc.). No es que el guión deje de valer lo que vale, que es bastante, pero me produce cierto malestar.Quizá estemos hablando de la representación de los desvaríos del protagonista, pero eso es otro cantar. A lo mejor todo es mentira y tal. O, mejor dicho, solo es verdad en la mente de Elliot.
Porque otra cosa que tiene la serie es un narrador en el que no se puede confiar. La voz en off de Elliot habla continuamente, relatando lo que ve y, más importante, lo que piensa, y en breves tienes la impresión de estar escuchando a un tipo que está como una regadera. El narrador nos traiciona, entonces, al no ser nada fiable.
Sí que me ha gustado la forma de tratar los hackeos. Nada de lucecitas a punta pala y gráficos mareantes en la pantalla del ordenador. No. Los hackeos se hacen a base de pantallas sobrias, líneas de comando, visualizaciones de páginas web… Todo con grandes visos de verosimilitud. Todo ello me hace pensar en que la etiqueta que se le ha puesto de cyberpunk a Mr. Robot no acaba de ser correcta. Tenemos los ingredientes básicos (megacorporación, reducción de libertad individual, ciberactivismo), pero en el mundo actual, que, aunque avanza a pasos agigantados a la oscuridad de este género, aún no lo es (3). Me gusta más pensar en ella como una serie en un mundo proto-cyberpunk, si se me permite el palabro.

Impresionante también es la forma de narrar utilizada. Los planos tienden a ser muy abiertos, con una gran cantidad de aire sobre los personajes que aparecen pocas veces en planos cortos, como si el escenario les redujese a ser unas hormiguitas sin ningún tipo de poder sobre sus vidas siquiera. Y el eje, roto continuamente incrementando la sensación de desasiego para el espectador…
La actuación de Rami Malik tiene mucho que ver con esa desazón; es un actor que ejecuta perfectamente los variados registros en los que se mueve. Muy importantes también son los personajes femeninos, bien dibujados y que no son meras comparsas, excepto, quizá, en el caso de Shayla, la camello-amiga de Elliot. Y Christian cancelaseries Slater cumple, algo sobreactuado a veces, pero cumple. Sin ser gafe esta vez.
Una interesante lectura sobre la revolución en las series, y en la cultura de consumo en general, viene también a ser adecuada al verla. Recomiendo este artículo, que se centra en Black Mirror, pero que también es aplicable, y de hecho menciona, a Mr. Robot.
Esperaremos a la segunda temporada, ya estrenada, para ver cómo progresa la revolución iniciada por fsociety.
1: ¿Alguien dijo Anonymous?
2: ¿Alguien dijo Enron?
3: Y esperemos que no lo sea nunca.
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Pues habrá que verla.
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Podés creer que me faltó ver los últimos dos capítulos de la segunda temporada? Se mi hizo demasiado larga y la voz en off muy monótona. Me aburrió… Una pena.
Ya bastante tengo con mis desvaríos para tener que ver los de otro :P.
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La segunda la tengo pendiente. En cuanto termine Santa Clarita Diet (esta misma noche :D) a lo mejor la ponemos. Pero sí, he leído que a la segunda temporada se le afloja la pinza que no veas y que es bastante raruna y de menor calidad.
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¿Es apta para verla cenando?
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Pueeees… depende del estómago de cada cual 😀
Nosotros la vemos cenando, pero hay veces, sobre todo en el primer episodio, que la excesiva presencia de escatología me hace torcer un poco el gesto, pero nada que no pueda aguantarse 😉
Bien cierto es que llegué a decir «me están dando la cenita», pero como a fin de cuentas es comedia principalmente (y canela fina según mi gusto), pues nada.
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Soy media flojita para eso así que mejor la veo con el aperitivo.
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