Post ligero, muy ligero. Lo que sigue es una pequeña poesía que una de las personajes de mi novela, La sombra dorada (1), canta para entretener a unos niños en una ciudad asediada. ¡Que lo disfrutéis!
Navegando en la oscura noche de marzo
Senafard miraba a los cielos y pensaba
que el camino a casa estaba ya hecho
y a su amada colmaría de abrazos.
¡Llévame pronto a puerto, barquita,
pues Baudina me lleva esperando
desde que salí hace tantos días!
Y Senafard tocó tierra sonriente,
dando largas zancadas para ir a su casa,
donde le esperaban Baudina,
un techo y un guiso caliente.
1: De próxima publicación, si todo va bien, en octubre.