Elin disimuló como pudo el sobresalto que le provocó escuchar el nombre de la mujer. Se decían cosas en los pasillos de Camelot sobre los poderes de Morgana la bruja, acusándola de tratos con el demonio y pactos con los poderes muertos, mientras Arturo hacía oídos sordos a tales habladurías desechándolas con desdén. El rey no creía ni por un solo momento que la hija de su madre albergara deseos de venganza por el trato que Uther había dispensado a Ygraine.
–No sabía –dijo Elin, refiriéndose al viaje que por tierras del continente había estado haciendo Morgana– que hubierais regresado, señora.
–Desembarqué ayer mismo. –Se miró los dedos de largas uñas y toqueteó al hombre caído en el suelo con la punta de su zapato, sonriendo.
–¿En Myching? –Se refería al puerto marítimo más cercano a Camelot.
–No. En Gippeswick.
Elin sacudió la cabeza con incredulidad. Había muchas leguas de distancia hasta allí como para recorrerlas en un solo día, así que asumió que le estaba tomando el pelo.
–¿Y qué vamos a hacer con él? –preguntó Morgana, arrodillándose y señalando al hombre.
–¿Está… muerto?
–No creo. –Se encogió de hombros, no muy interesada por la suerte del bellaco–. A no ser que su corazón sea flojo, solo está desmayado.
La joven puso su mano sobre la boca del hombre; en efecto, respiraba. Pese a sus malvadas intenciones, no le deseaba en realidad la muerte.
–Llevémoslo ante el rey.
–¿Una denuncia? –La pregunta de Morgana sonó a mofa.
–Sí. El tribunal de Arturo lo juzgará…
–¡Ja! –La interrupción fue hecha sin asomo de humor–. ¡No seas chiquilla! En primer lugar, las leyes de Arturo no se pueden aplicar a este gusano.
–¿Por qué? –inquirió Elin confusa.
–No es un caballero, ni un bandido. No es un noble ni un villano. Por no ser, Elin, no es de este mundo siquiera.
La joven miraba a Morgana atónita, sin saber qué decir mientras hablaba. Se fijó entonces, cuando la hechicera abrió los párpados del hombre, en que los ojos de éste relucían con un brillo rojizo antinatural y sin quererlo, se echó hacia atrás un paso.
–¡No temas, brava Elin! ¿Acaso no diste muerte al gigante Tremolgón? ¿Qué puedes temer de un sátiro inconsciente?
–¿Un sátiro?
–Sí, chiquilla. De eso se trata. Y por eso no podemos llevarlo a Camelot.
»Yo me encargaré de él.
Elin, a su pesar, reconoció que el asunto la sobrepasaba, así que asintió, deseando alejarse del lugar, del sátiro y de Morgana, quien, pese a haberla ayudado, no terminaba de inspirarle confianza. No obstante, dijo:
–¿Le ayudo con el cuerpo, señora?
–¡Oh, no es necesario! –La miró con sus profundos ojos verdes y sonrió de forma seductora. Con un ademán de la mano, el cuerpo comenzó a flotar tras ella cuando Morgana echó a andar.
Elin lo contempló sin emitir un solo sonido, petrificada. Las maravillas ese día no parecían cesar.
Para cuando montó en Perla, Morgana, seguida por el horripilante fardo, se había internado en el bosquecillo que se desplegaba hacia el este. Elin decidió volver a Camelot, pues no estaba muy segura de querer más emociones por el momento.
Que sepas que estas entregas ni las he tocado todavía: te reservo una tarde de domingo delante de la chimenea y con un vaso con hielos al lado para leerlas de tirón. Pero no las estoy pasando por alto… Las estoy reservando.
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Ahí estará, mientras no apaguen Internet. O se caiga WordPress 🙂
¡Espero que te guste!
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Yo no tengo tanta paciencia, me devoro las entradas como Morgana se va a devorar al saaaaabias lo interesante que se va poniendo esto paso a paso?
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Bueno, me alegra tenerte enganchado 🙂 🙂 🙂
Estoy lanzado con el tema, así que por ahora voy a escribir de seguidillo.
¡Gracias por tus palabras!
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Ya quisiera yo poder hacer lo mismo. Tengo por ahí un conejo a medio cocer que no he podido darle más vueltas por falta de tiempo.
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El tiempo… ese gran bastardo huidizo…
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Por eso dan tantas ganas de matar el tiempo escribiendo.
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Reblogueó esto en rererebloguery comentado:
Fata Morgana o no Fata?
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Me gusta!! Aceptas sugerencias? Espero que sí… se trata de una incongruencia histórica. Si no voy equivocada, el sitema circulatorio, junto con el linfático no fueron descubiertos hasta el Renacimiento (época moderna). Por lo tanto, Ellin, que se supone pertenece a la época medieval, no debería saber cómo tomarle el pulso al sátiro y menos a través del cuello. Yo lo sustituiría por: «comprobó si respiraba posando sus manos sobre el pecho o posando sus manos en las fosas nasales del sátiro». Como te he dicho, es solo una sugerencia y para nada desmerece tu trabajo, que como ya he dicho, me encanta por la riqueza léxica y las curadas descripciones. Un saludo, Lord Alce!! 🙂
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Disculpe usted la contradicción, de la que ni siquiera estoy seguro, pero creo recordar que incluso en el Dioscórides original aparecen varias maneras de tomar el pulso. El hecho de no conocer la causa no impedía asociar el pulso a la vida.
Insisto, estoy a la merced de la escasa capacidad de mis neuronas, porque no sabría documentarlo ahora mismo —ni, posiblemente, dentro de un rato—.
Quedo, en cualquier caso, pendiente de sus comentarios.
PS.- Es cierto, Lord Alce sabe escribir transmitiendo esa falsa sensación de sencillez, típica de los mejores artistas.
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Una cosa es un estudioso o sabio de la época que pudiera tener esa intuición debido a sus conocimientos empíricos, pero se trata de una joven aprendiz de «cabellero»… sigo diciendo que solo es una sugerencia.
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Bueno, en breves voy a arreglarlo 🙂 🙂
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Pues la verdad es que no recuerdo de autores anteriores a algún médico musulmán medieval que hablara sobre la circulación de la sangre, y no conozco la obra de Dioscórides, así que, reconociendo que la historia de la medicina no es uno de mis fuertes y que mis conocimientos de medicina antigua se limitan a los humores hipocráticos y poco más, no puedo decir gran cosa al respecto. No obstante, como he decidido cambiarlo, asunto arreglado 🙂 🙂 🙂
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Buena apreciación en la que no caí.
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Primero: me gusta que te guste 🙂
Segundo: Por supuestísimo que acepto sugerencias. Esto lo voy colgando conforme lo escribo, y aunque lo repaso (solo una vez, lo confieso, el resto de textos los repaso un mínimo de tres veces), se me pueden escapar cosas. Así que cualquier cosa que digáis o metedura de pata que captéis será muy bienvenida 😉
Tercero: Tienes razón. No me gusta ver a Elin palpando el pulso y, de hecho, siempre he preferido la imagen de alguien comprobando la respiración, así que lo voy a cambiar. Sobre la verosimilitud histórica, bueno… es un relato del mito artúrico, así que cualquier cosa puede pasar, pero es cierto que, a diferencia de otros mundos creados, el Camelot inglés tiene un cierto poso de realidad (no me meto con la posible existencia de un caudillo tras la partida de las últimas tropas romanas de la isla, que no acabamos), así que sí me inclino por algo de… ejem… realismo. Pero, claro, cuando consideramos que las corazas completas con las que va esta gente (y desde Thomas Mallory hasta el Excalibur de Boorman) son muy posteriores a la teórica fecha en la que Arturo reina, pues… Es decir, que me hago un lío y me voy por los cerros de Úbeda: intento equilibrar la narración entre la fidelidad histórica y la creación fantástica, aunque es cierto, insisto, que lo de palpar el cuello me ha rechinado, aunque por cuestiones estéticas sobre todo.
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jajaja Siento el revuelo. Como se suele decir, «de formación profesional». Soy historiadora y no puedo evitar fijarme en cosas que el resto de la humanidad no hace. Por ejemplo, nadie quiere ver una peli de temática histórica conmigo, porque Hollywood comete tanteas barbaridades que me paso la película criticando y y escandalizándome. No era mi intención criticar tu trabajo ni mucho menos, solo era una sugerencia…
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Otra de los míos, entonces 🙂
No ejerzo como historiador, pero tengo el Grado, así que, como te pasa a ti, tengo que abrir mucho la mente cuando veo una película digamos histórica (novela histórica básicamente ni leo desde hace tiempo, un buen ensayo lo disfruto más) 😉
Y de revuelo y sentirlo, nada. ¡Los comentarios y una sana discusión siempre son bienvenidos!
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Entonces me entiendes… yo soy profe asíq ue no sé si tampoco puedo llamar a eso «ejercer» de historiadora jajaja Me encanta discutir sobre temas históricos, no puedo hacer más, pero odio crear polémica y evito siempre los malos rollos. Sabiendo que tú eres como yo en ese sentido, seguiré haciéndote «sugerencias» jajaja
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Si es que ejercer de historiador, lo que se dice ejercer, me da que no hay muchos 🙂
De hecho, el Grado lo he acabado hace poquito, por vicio (aunque tampoco ejerzo de bibliotecónomo, pero en fin), simplemente porque me encanta la historia y me apetecía hacer una carrera, que no tenía otra cosa 🙂 🙂 🙂
Te pasa como a mí: me gusta discutir, pero siempre dentro de los parámetros básicos de educación y, si hay que interpretar, sin perder de vista la verdad o las pruebas…
En fin, que tus sugerencias son muy bienvenidas, insisto 😉
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No debí haber leído este capítulo después de una entrada de las de Los Labios de Valeria. La de cosas que puede urdir una mente sucia. Voy a por el fairy mental.
PS.- Yo, como don Mauricio, no soy de aguantar tentaciones y lo voy leyendo conforme sale del horno. Si ocurre como con las magdalenas, luego me dolerá la tripa. Pero me habré hartado primero: a ver quién me lo quita.
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No hay nada mejor para el ego de quien escribe que leer que otros están disfrutando de lo que hace. ¡Os lo agradezco!
PS: El KH-7 quita mejor la grasa 🙂
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Y a mi que Morgana era el personaje que mejor me caía de todos. Un abrazo.
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Bueno, aún no se ha mostrado como malota. Esperemos a ver qué pasa 🙂
¡Gracias por comentar!
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A ver me he liado, este es el que publicaste entero? O es otro? Porque el primero lo tengo ahí guardadito pendiente de leer…
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No, no 🙂
El capítulo 1 está colgado enterito en la sección «Relatos de mi cosecha». La lectura sigue luego con las entradas que voy colgando cada día del capítulo 2 (van tres partes hasta ahora) y, cuando lo termine, lo colgaré entero.
O sea, que hago un folletín por entregas y, cuando tengo terminado el capítulo, lo cuelgo tójunto 🙂
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👍🏼👍🏼 entonces me espero a leerlo tójunto, es que me gusta más 😊
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Así os doy a elegir formatos 🙂 🙂 🙂
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