El romance del falso caballero – Capítulo 2 (X)

Capítulo 1

Capítulo 2: (I)(II)(III)(IV)(V)(VI)(VII)(VIII)(IX)

La conversación no acabó de ir bien del todo. En realidad, ni siquiera empezó a ir: el caballero no se encontraba en sus dependencias, así que Elin gastó bastante tiempo recorriendo los pasillos de Camelot, mirando en sus amplias salas, subiendo y bajando escaleras hasta que perdió el aliento. Se cruzó con servidores y otros caballeros, pero ninguno le dio noticia de quien buscaba.

No quería incumplir la orden de Merlín, pues eso le había parecido por el tono de voz con que el mago se lo había dicho, pero a lo mejor no le quedaba más remedio. Dudó entre ir al establo y ensillar de nuevo a Perla para salir del castillo en dirección al pantano…

–¡Ay! –exclamó, dándose un manotazo en la frente–. ¿Cómo se llamaba el maldito pantano?

Lo había olvidado. O no había prestado la suficiente atención, que venía a resultar lo mismo. Se encontraba Elin, de ese modo, sin compañero de viaje ni destino conocido, y volver ante Merlín y preguntarle dónde debía ir le provocaba bastante respeto.

Por no decir miedo.

–Tenía… empezaba por “g”. –Elin reflexionaba en voz alta mientras andaba por el patio empedrado, sin darse cuenta de la presencia de Daniel, a quien casi pisa. El niño, sentado en el suelo, tiraba las tabas por ver si se vencía a sí mismo–. ¡Oh, perdona!

La miró sonriente desde abajo.

–Tienes… tenéis… –Elin rio ante la duda del chico de cómo dirigirse a ella–. Tenéis una cara de estar pensando mucho –se decidió.

–Así es, Daniel. Tengo que ir a un sitio y no sé ni cómo se llama. –Elin se dio cuenta de lo estúpido que resultaba decirlo en voz alta.

–¿Os ayudo a ensillar a Perla? –preguntó él sin percatarse de lo que en realidad decía la joven.

–Hum… sí.

Decidió que saldría sola hacia el castillo de Melquíades. De eso sí se acordaba; de hecho, sabía de qué baronía se trataba. Y quizá, mientras llegaba, recordara el nombre del maldito pantano. O también era posible que el pantano estuviera en las propias tierras del barón.

–El caballero Perceval ha salido hace poquito también. –Daniel se levantó y se golpeteó el trasero para quitarse el polvo. Mejor él ahora que su madre con una azotaina luego.

–¿Qué? –Elin empezó a sospechar una jugarreta.

–Digo que Perceval ha ensillado a Moro y ha salido picando espuelas –explicó Daniel.

Con la cara enrojecida por el enfado y los puños crispados, se acercó a grandes zancadas al establo seguida a duras penas por el niño, farfullando maldiciones entre dientes.

–¿Has visto qué camino ha seguido? –preguntó a Daniel ya subida en la silla, refiriéndose a la encrucijada que, a las mismas puertas de Camelot, permitía tomar diferentes sendas que llevaban a todos los rincones del reino.

–El del norte –respondió, refiriéndose al que se internaba en el corazón de Inglaterra. Era, precisamente, el que ella habría elegido para llegar con premura a las tierras de Melquíades.

Apretó los flancos de Perla para que corriera como el viento, y los cascos martillearon sobre el firme de piedras construido con la misma técnica que los antiguos romanos usaron para llenar el mundo de calzadas. El rítmico y monótono golpeteo no redujo su furia cuando vio a lo lejos, cerca de la entrada de un bosque de frondosos árboles, a un solitario jinete. Convencida de que se trataba de Perceval, se inclinó sobre la testa de su hermosa yegua y le pidió un favor:

–Perla, amiga mía, galopa un poco más, que pronto pararemos para que descanses y bebas agua. En cuanto dé caza a ese bribón –terminó, dejado atrás el tono implorante.


8 respuestas a “El romance del falso caballero – Capítulo 2 (X)

  1. Por supuesto, la acción ágil, los diálogos bien pergeñados, especialmente las reflexiones de Elin. —Yo que soy de naturaleza despistada, la comprendo.—
    El personaje de Daniel me encanta: he empatizado con él desde el principio, y el irónico «Daniel se levantó y se golpeteó el trasero para quitarse el polvo. Mejor él ahora que su madre con una azotaina luego.» es para enmarcar.
    Sólo veo una pequeña pega al final, tan pequeña que si se cae se rompe,y es la ausencia de preparativos de viaje, especialmente de armamento, que llevan cierto tiempo —al leer estas cosas siempre recuerdo el voto de la mayoría de las órdenes de caballería de que los caballeros habían de dormir armados para ahorrar tiempo—.
    Pero esta sorprendente acción de Perceval nos lleva a tener expectativas de movimiento argumental y de tensión. Aún más, quiero decir.
    ¿Qué le depara el destino a nuestra contundente pero encantadora —octavo de elfo— Elin?

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    1. Veamos, que lo de escribir así, casi a vuelapluma, es lo que tiene. Reflexionando sobre lo que vuesamerced comenta, hay que reconocer que tiene razón. No es una pega pequeña, de hecho. Es más bien grande. Incluso aunque estemos hablando de una obra de fantasía, caballeresca y demás zarandajas. Así que tengo la opción de redactarlo nuevamente, que para eso siempre hay tiempo.
      O…
      Se me ocurre otra cosa que, dedicada al insigne Francisco Torpeyvago, escribiré luego, al arrancar el capítulo 3, con el que desfaremos el entuerto.
      En cuanto a lo de la frase (que también me hizo gracia a mí cuando se me ocurrió, así que padentro que fue), va en consonancia con un cierto tono más ligero que el texto ha adoptado en esta última parte, con ese despiste de Elin, esas imágenes con cierta gracieta salerosa… que me parece a mí que vienen influenciadas por la lectura que ayer mismo comencé, Lux Eterna (3er volumen de las Guerras Husitas), en la que Sapkwoski hace gala, desde el primer momento, de su prosa socarrona. Y eso se pega, me temo 🙂

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      1. Usarced disimule, y quite, quite, ¿de dónde se saca lo de insigne, que me hará sonrojar cual bella damisela? Sólo que sin ser damisela. Ni bella.
        Quedo pendiente del tercero. —Salvo que sea el motivo del puntito intermitente naranja que está saliendo el la pantalla: en tal caso ¡vive dios! que voy para allá «volao»—
        PS.- Si escribes a vuelapluma, con lo ordenaditos que te quedan los capítulos, tienes mérito, pero vamos… mucho.

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      2. Pues gracias por tus palabras, como siempre. Y por tus sonrojos 🙂
        Que sepas que hoy he decidido no escribir lo siguiente (aunque ya he pensado la mayor parte de lo que va a pasar en el capítulo, quedándome por decidir si meto o no al Bello Desconocido)
        Pero, a cambio, voy a poner algo especial. Con un poco de autobombo…

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