Guardia nocturna (redux)

Os ruego que me perdonéis lo que voy a hacer. Es, sencillamente, plagiarme. Más o menos. El microrelato de hoy ya lo colgué poco después de empezar con este blog, pero como se trata de un texto del que estoy orgulloso, le he dado una vuelta, modificando alguna cosilla (no mucho, pero siempre se ven mejoras cada vez que se lee), y lo presento para quienes no pudisteis verlo en su día.

¡Espero que lo disfrutéis!

GUARDIA NOCTURNA

La capitana Midesia hacía resbalar la piedra sobre el filo de su espada arrancando chispas del acero que iluminaban brevemente la noche, produciendo un agudo sonido que a Tyna le producía dentera.

Ris-ras.

Miró de reojo a su superior, tan concentrada en su tarea, y suspiró, lanzando una brizna de paja a la hoguera que arrojaba un confortable círculo anaranjado en el que el pequeño pelotón se encontraba apiñado, como buscando consuelo en la proximidad del vecino.

Una sombra pasó volando por encima de ellos y todos, con los nervios a flor de piel, dieron un respingo y echaron mano a sus armas.

–Solo es un búho –aclaró Midesia, soltando un bufido y mojando la piedra para continuar su faena.

Un par de hombres, unos muchachos que apenas habían empezado a utilizar la cuchilla en sus barbas, se rieron sin mucha gana, y Tyna los contempló con pena. Podrían ser, por su edad, sus hijos, unos hijos que mañana serían parte de la última línea de defensa de la humanidad contra esos malditos diablos.

–¿Alguna vez se ha preguntado –dijo a la capitana– si esta guerra terminará?

Ella paró, con la piedra a mitad de su viaje hacia la punta de la espada, y la miró, comenzando a mostrar una sonrisa que poco tenía de alegre.

–Cuando todos ellos mueran. O cuando lo hagamos nosotros.

–Sí –coincidió Tyna–. De una forma u otra, así terminará.

Ris-ras.

Se levantó y golpeó el suelo con los pies para devolver la circulación de la sangre a sus piernas. Tenía ganas de orinar y dio unos cuantos pasos, los suficientes como para tener un poco de privacidad pero sin alejarse demasiado, mientras pensaba con amargura en que las probabilidades de victoria menguaban a cada día que pasaba.

Desde que el enemigo salió de los ardientes fosos del este, su número no hacía más que crecer, mientras que cada humano muerto era insustituible. Detener la marea había parecido factible al principio, pero, ahora…

Se estaba abrochando el cordón con que se sujetaba los pantalones cuando oyó un chasquido. Permaneció inmóvil, escuchando, con el corazón en la boca.

Ahí estaba de nuevo. Otro chasquido. Alguien había pisado una rama.

No esperó más y, mientras desenvainaba la espada, echó a correr, gritando:

–¡Alerta!¡Alarma!¡Alarma!

El pelotón de Midesia reaccionó de inmediato, colocándose en círculo con las espaldas hacia el fuego para evitar que la luz les deslumbrase. La capitana se echó a un lado para permitir a Tyna ocupar su puesto.

El enemigo avanzó ahora sin necesidad de precaución y uno de los soldados más jóvenes no pudo evitar lanzar un grito de horror al ver las pieles rojizas, los dientes colmilludos y babeantes, las protuberancias óseas en las frentes, el cuarteto de ojos en sus rostros deformes, los dos pares de brazos acabados en afiladísimas garras.

Tyna lanzó el primer golpe, una estocada brutal que se hundió en el cuerpo del monstruo y le hizo chillar, un agudo aullido que provocó ecos en la noche.

–¡Sin cuartel! –gritaba la capitana, animándoles a sobrevivir matando.

La sangre negruzca de los enemigos empapó la tierra y, cuando todo hubo terminado, Midesia asintió complacida al ver que no debía lamentar bajas entre los suyos. Se acercó a uno de los que había matado y le dio la vuelta con el pie, asqueada.

Escupió y miró a Tyna, que limpiaba su espada con un paño.

–Para estos –le dijo–, ya ha acabado la guerra.

guardia-nocturna


34 respuestas a “Guardia nocturna (redux)

    1. Cooooorrecto 😉
      Al escribir este relato, La sombra dorada ya me estaba dando vueltas en la cabeza, así que en cierto sentido podemos considerarlo parte de su génesis, o un miniensayo antes de lanzarme a la redacción de la novela.
      ¿Porque te referías a eso, no? 😉

      Le gusta a 1 persona

    1. Tiendo a que mis escritos haya, como mínimo, una equidad entre personajes femeninos y masculinos. O mayor protagonismo femenino. Es mi forma de reivindicar el mayor papel de la mujer, de vencer siglos de dominio patriarcal injusto.
      Como me suelo mover en el terreno de la fantasía (la ci-fi también me lo permite), no estoy atado a las reglas de, por ejemplo, la novela histórica, así que el mundo, los mundos que creo tienen por qué ser como el nuestro, sino haber seguido una deriva muy diferente a lo largo de los tiempos.
      Y dejo de enrollarme, que puedo ser muy pesado 😀

      Le gusta a 1 persona

      1. Vaaaale… tomaré esto como una invitación a dar sermones 😀 😀 😀 😀
        No, en serio, intento ser tan sincero a la hora de escribir como a la de actuar en mi vida, con las cosas que creo son necesarias y justas. Quizá esté equivocado, pero también mantengo amplitud de miras, así que siempre estoy dispuesto a hablar de lo que sea (o casi)

        Le gusta a 1 persona

      2. Vaaaale… tomaré esto como una invitación a dar sermones 😀 😀 😀 😀
        No, en serio, intento ser tan sincero a la hora de escribir como a la de actuar en mi vida, con las cosas que creo son necesarias y justas. Quizá esté equivocado, pero también mantengo amplitud de miras, así que siempre estoy dispuesto a hablar de lo que sea (o casi)

        Me gusta

    1. De noche combatir es difícil para quien no tiene visión térmica, olfato canino o demás cosas. Así que luchar a la lumbre de una hoguera es lo único que les queda a los humanos… pero dando la espalda al fuego, o se quedarán deslumbrados. Y evitar ser rodeados ante un enemigo que quizá sea superior lleva a la defensa de los múltiples frentes en círculo… pese a que dicha defensa muchas veces sea el último recurso.
      Eso quería trasmitir: una defensa desesperada en unas condiciones muy en contra como reflejo paralelo de esa «batalla final» de la que se habla y va a tener lugar.
      ¡Saludos!

      Le gusta a 1 persona

      1. ¿Obvias? ¿He metido la patita? Explíquese, caballero, por favor 😉
        Y si te soy sincero, lo leí hace unos cuantos años, y pensé incluso en hacer una trilogía con von Clausewitz («De la guerra») y Guderian («Achtung panzer»), para así tratar la guerra antigua, moderna y contemporánea, pero no tuve arrestos 😀 😀

        Le gusta a 1 persona

      2. Obvias Milord porque anda vuecencia metido en tácticas bélicas de la mañana a la noche y en tres escenarios distintos. Esa lectura anticipa la estratégia ganadora en cada situación. Un abrazo.

        Le gusta a 1 persona

    1. Planteé el relato desde los ojos de una mujer al mando de una unidad porque, al ser del género fantástico, me permite jugar con las «reglas de la realidad», buscando una equidad que, si bien en el mundo real no existe, por lo menos en mis escritos ficticios sí.
      ¡Otro abrazo de vuelta!

      Le gusta a 2 personas

  1. Muy interesante, y tengo ganas de que sea más completo con un principio, el desarrollo y el final, aunque aun así, con un formato de microrrelato es muy fuerte la obra. Y como dices que «Es mi forma de reivindicar el mayor papel de la mujer, de vencer siglos de dominio patriarcal injusto» – ¡un gran respeto al autor! Saludos

    Le gusta a 1 persona

    1. Lo cierto es que el relato se queda así, en formato micro 😉
      Si acaso, se podría adaptar para que cupiese, como comento a Sadire, en «La sombra dorada», pero vale.
      Y lo otro que comentas no es una pose. Lo creo de verdad. No soy feminista de boquilla, de moda o por otras frívolas razones, sino porque, como en otras muchas cosas en las que también soy «-ista», creo en la justicia y en unos valores que muchas veces chocan con siglos y siglos de historia humana.
      ¡Saludos!

      Le gusta a 1 persona

    1. Gracias dobles. Por tus palabras amables que me hacen sentir bien al leer que te ha gustado, y, en segundo lugar, por señalar que tengo un estilo que puede ser considerado personal. Es algo, creo, que los que escribimos no reconocemos como tal: las palabras nos salen así y ya está, pero si alguien desde fuera lo ve como «nuestro», es un orgullo.
      Así que, de nuevo, gracias, Lidia.

      Me gusta

Deja un comentario