Si los caballeros hubieran podido ver qué se les venía encima, quizá hubieran temblado, siquiera un poco, porque estaban a punto de enfrentarse a la más poderosa criatura con la que jamás podían haber cruzado sus aceros. Y no se trataba de la gran serpiente de cuyo lomo tubular surgían tres pares de alas membranosas y cuyas fauces podían engullir sin problemas a un buey de un solo bocado, sino del jinete de los vientos que la montaba y dirigía tirando de las riendas de cuero negro que manejaba con pericia, obligando a su monstruosa montura a descender con cuidado, casi con delicadeza, hasta colocarse justo en la vertical de Perceval y el Bello.
El jinete, una figura imponente de considerable altura –puesto al lado de Gawain, el más alto de los caballeros de Arturo, le sacaría más de un palmo–, era una montaña de músculo embutida en una coraza del color de la obsidiana que arrancaba destellos de luz violácea cuando el Sol incidía en cierto ángulo sobre ella. Se colocó de pie sobre los estribos y, apoyándose en el fuste, se impulsó en el aire con un salto prodigioso pero que, sin embargo, no le hizo caer a plomo sobre las tierras del pantano donde estaban los dos caballeros: pareciere que por arte de magia, el aire mismo le ofrecía un colchón que hacía que su velocidad de descenso fuera escasa.
Cuando dejó atrás las copas de los árboles, la poderosa figura apareció ante los caballeros, siendo Perceval el primero en fijarse en él y señalándoselo a su compañero con incredulidad.
–En el nombre de Dios, ¿qué es eso? –preguntó, desenvainando la espada y asegurando el escudo sobre su brazo izquierdo, sabiendo que estaban a punto de entrar en combate. En los últimos momentos del descenso, el ser de la negra armadura sacó el enorme mandoble que tenía cruzado a la espalda y lo presentó a sus enemigos colocándolo frente a sí.
Cuando sus pies tocaron el suelo, dijo:
–Rendíos y no sufriréis daño, caballeros. –Su voz era grave, como el rechinar de piedra contra piedra, y les llegaba con cierto eco cavernoso tras el yelmo, negro como la noche y rematado por una cimera con la forma de un dragón batiendo las alas. Solo dos estrechas rendijas a la altura de los ojos rompían la bruñida uniformidad del casco, y el Bello supo de inmediato que por ello podían contar una ventaja.
–Ataquémosle por los flancos –masculló, y Perceval estuvo de acuerdo, asintiendo en silencio.
Sin embargo, Perceval no podía lanzarse sin más de cabeza a la lid, así que dijo:
–Rendíos vos, caballero o al menos decid vuestro nombre para que sepamos a quién vencemos.
–¿Ambos? –El enemigo rio y en su voz hubo un claro desprecio–. ¿Ambos me venceréis? ¿Qué hay de la legendaria caballerosidad de la corte de Arturo? ¿No combatiréis contra mí uno a uno? ¿Tendré que despacharos a los dos a la vez entonces?
Los dos caballeros se miraron sintiendo cierta vergüenza. Los últimos acontecimientos, el cansancio, lo extraño del lugar, no eran excusa para dejar de lado las reglas de combate entre caballeros. Sin embargo, antes de que pudieran decir nada, el de la coraza negra volvió a reír y bramó:
–¡No importa! ¡Ninguno de los dos sois dignos siquiera de probar mi filo! Decidid: ¡Rendíos o luchad! ¡Sabed que es el general Guedin’has quien os reta!
EN UN GRAN LÍO PARECE HABERSE EMBARCADO.
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A ver si creían estos dos que iba ser aburrido el asunto 😀 😀 😀
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Me parece interesante y muy bien discurrido tanto la escena como el diálogo inmerso de alguna forma en el mundo de lo épico de manera excelente ¡Bravo!
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Muchas gracias, de verdad. El que os guste lo que escribo es el mejor regalo 😉
Como he dicho alguna vez, esta «serie» está escrita a vuelapluma, así que cualquier comentario en plan «te has dejado esto o lo otro», o «yo cambiaría esto así» será más que bienvenido 😀
¡Un saludo!
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A punto de otra batalla ¡¡
Ya me he puesto al día, un abrazo ¡¡
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¡Lo has devorado! Y como dices, justo en el momento de tener otro jaleo 😀
Muchísimas gracias por seguirlo, Francisco.
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Está muy bien, felicidades ¡¡
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Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
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¿Cómo que dos? ¿cómo que dos? ¿Es que acaso nosotros estamos pintados? Mira General Guinda, ¡o te andas con cuidado con nuestros caballeros (pero no mucho que tenemos sed de sangre) o te la veras con nosotros!
Como siempre, encantado de seguir vuestra vuela pluma Milord.
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Huy, huy, huy. Que si empiezan a salir los espectadores a repartir mamporros, me veré obligado, en mor de la igualdad de oportunidades (que los villanos también tienen sus derechos) a sacar a más enemigos, ¿eh? 😀 😀 😀
Y como siempre, encantado de que te guste 😉
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Que vengan, que aquí los esperamos.
-Se planta en actitud heroica, brazos en jarra y cabello al viento… no se mueve por que es poco pero sí, está al viento-
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¡Hale! ¡A hacer puñetas la cuarta pared! 😀 😀 😀
Pero cuida no sople un vendaval demasiado fuerte, que la estampa no queda tan chula 😉
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No, si por eso aprovecho que la sierpe tapa el viento y no menea las alas tan poderosamente.
-saca pecho y desenfunda los pompones que relucen ante el brillo de la tarde-
Seré el tercero, después de los caballeros, si queda algo del General Guinda, seré el tercero en darle lo que se merece.
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Tiene vuesamerced razón, aproveche, aproveche el batir de alas, que como viene desde lo alto, no es tremebundo y le permite sacar pecho y tener apostura digna de estampa 😀
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Muy bien Milord, si acaso por hacerlo más creíble y evitar posteriores explicaciones le hubiera hecho descender a toda mecha con agilidad de trapecista saltando de rama en rama. Humano pero de terrible apariencia. Como un ninja pero tamaño King sice. Un abrazo.
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Lo pensé hacer precisamente como dices, pero opté por un enfoque más mágico. La explicación de ese descenso en plan semidivino se dará, desde luego 😉
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Jooo, no puedes dejar que recobren el resuello? Pobres, los has puesto en un buen aprieto, a ver como salen de él. Me encanta, me has dejado con muchas ganas de más. Un abrazo
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Ni de coña. Con estos dos, caña, que si no se duermen y empiezan a mirarse en la armadura. Nada de ñoñerías. A combatir, que para eso son fornidos caballeros 😀
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Valeeeeee, ajajajaja
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Pajarraco al canto, con jinete estrambótico. Y chulo como él solo. Claro, que a lo que parece, con motivo. Creo que les va a dar «palpelo» a los dos muchachones, que acabarán con chichones —¡qué lírico que soy!—
¿General? Eso es que es el bigboss de este nivel pero no de todo el juego. Digoooo, del cuento.
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¡Ahí le has dado! Jefe de nivel al canto, sí señor. Me he dejado llevar por mis vicios de informática lúdica 😀 😀 😀
Y claro que no es el malo final, que ya aparecerá por ahí, ya. Espero no derivar hacia el Final Fantasy…
PS: ¡Esa rima molona! 😀 😀 😀
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Halaaaa!! Supongo que sabes que la imagen mental que me he he ho de este nuevo caballero es la de un nazgul, ¿no? Aunque quitándole la batamanta e intercambiándola por una armadura de color obsidiana con reflejos violáceos (eso me ha encantado ❤).
Me mola el nuevo personaje, aunque se prevé malote 😉
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Coñe, pues ahora que lo dices, tienes razón. Pero no, no había pensado en ello de manera consciente. Supongo que ha sido una traición del inconsciente. ¡Por Freud y Jung, voto a bríos! 😀
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Jajaja 😂 😂
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