El romance del falso caballero: capítulo 6 (XI)

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6: (I) (II) (III) (IV) (V) (VI) (VII) (VIII) (IX) (X)

pasaje_secreto_by_elenadudina
¿Un pasaje oscuro? Como este, obra de Elena Dudina (vía http://elenadudina.deviantart.com/art/Pasaje-secreto-120980257)

–Bien. Ahora, ¿cómo entramos? –Firdánir adoptó un tono pragmático e incluso frío, que molestó a Elin, nada dispuesta a dejarse vencer por lo que le parecían nimiedades. A fin de cuentas, no había un alma a la vista, y todas las torres y el edificio principal tenían puertas por las que poder acceder a su interior. Solo tenían que escoger una.

Elin señaló a la torre más cercana.

–Vamos a esa –dijo, resolutiva–. Seguro que encontramos alguna pista que nos lleve adonde tienen presos a mis amigos.

Firdánir enarcó una ceja, pero no dijo nada. Dado que la joven estaba más que dispuesta a lanzarse de cabeza al peligro, él pondría algo de su parte para que no les mataran en cuanto dieran un par de pasos. Con sus agudos ojos de elfo, miró el castillo, buscando signos de vida.

La fortuna les sonreía, pues no había nadie a la vista, ni a campo abierto, ni espiando desde los ventanucos que se abrían en las torres.

La sensación de peligro, no obstante, no disminuía; más bien al contrario, conforme se acercaban a la torre que Elin había decidido sería su objetivo. El ambiente resultaba extraño, cargado como antes del estallido de una fuerte tormenta, y olía… en realidad, no olía a nada. Firdánir venteó como un sabueso intentando captar cualquier traza con su nariz, pero fue en vano. No tuvo más tiempo de pensar en ello, porque Elin ya estaba abriendo la puerta, un grueso tablero de madera pintada de negro cuyo gran peso hizo que la joven tuviera que utilizar toda su fuerza.

El interior de la torre era oscuro, una tiniebla sofocante que pareció salir hacia el exterior, tenebrosos tentáculos que pugnaron por unos momentos con la mortecina luz que bañaba el lugar. Ni siquiera Firdánir era capaz de traspasar el negro manto y Elin, por fin, se detuvo incapaz de decidir si adentrarse en tan tétrico lugar.

–Encenderé una antorcha. –Firdánir ató un trozo de su propia camisa al astil de una flecha y, utilizando yesca y pedernal, la prendió fuego, arrojando un débil resplandor que les ayudó un tanto a moverse por el interior.

Era una sala amplia, con una escalera pegada a la pared junto a la puerta que ascendía a los pisos superiores, carente de cualquier mobiliario, y cuyo suelo era de mera tierra batida. Sin embargo, Elin contuvo a duras penas un grito y cogió el brazo de Firdánir. La llama tremoló por efecto del brusco movimiento.

–Ahí. –Elin señaló con un movimiento de barbilla un agujero en el suelo, cuadrangular–. Si hay mazmorras, tienen que estar en el subsuelo.

Dicho pensamiento no carecía de lógica, así que Firdánir asintió, diciendo:

–Vayamos pues, pero saquemos las armas –concluyó, y Elin desenvainó su espada.

La oquedad era todavía más oscura que la sala en la que estaban, por imposible que pareciera, y tuvieron casi que tenderse en el suelo para descubrir la forma de una escalera de madera por la que poder descender. Ni olor ni sonido surgía del agujero, y al tocar el primer peldaño, Elin dijo:

–Está resbaladiza. Bajad con cuidado, Firdánir.

–Lo tendré –dijo, aunque tendría que apañárselas con una sola mano, pues en la otra portaba la improvisada antorcha.

Con todo, descendieron sin percances, y avanzaron dando un círculo en torno a la base de la escalera, intentando encontrar algo, lo que fuera. El suelo, ahí, era de piedra dura, y sus pasos, aunque livianos, producían un sonido como el del martillo en el yunque del herrero.

Palpando y adivinando más que viendo, descubrieron una arcada en la pared, y decidieron seguirla tan solo con mirarse, recorriendo un pasillo al fondo del cual, tras unas buenas decenas de pasos, se vislumbró una luz. De nuevo animada, Elin apretó el paso y Firdánir descolgó el arco del hombro, dispuesto a tirar la tea a la menor señal de peligro.

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24 respuestas a “El romance del falso caballero: capítulo 6 (XI)

  1. Leído y disfrutado como se merece el autor, pese a ello he de hacerte saber que el término «embrazó»(utilizado en el último párrafo) está fuera de contexto, entre otras, porque no creo que quieras transmitir que se lo colgó al hombro y porque embrazar se suele utilizar para definir la acción de meter el brazo por el asa de un escudo, por ejemplo.

    Saludos

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  2. Muy guapo el relato, pero esa niña se está metiendo en un buen lío y al pobre Firdánir también.
    Sinónimos de embrazar: agarrar, ceñir, abrazar.
    Palabras semánticamente cercanas a Embrazar (pseudo-sinónimos):
    Aferrar
    Sujetar
    Afianzar
    Amarrar
    Atenazar
    Etc.
    Un abrazo Lord.

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      1. Señor, usted no tiene ni idea de lengua. Solo se fija en la RAE y no tiene en cuenta las mil acepciones que tiene una palabra. Para corregir un escrito de otra persona como mínimo hay que tener unos estudios de Hipánicas, usted no tiene nada de eso. Es terco y pretencioso y la RAE no es extrapolable a las muchas licencias poéticas que hay, tampoco ha estudiado lexicografía, no tiene usted ni idea de las tonterías que escribe. Mi sobrino con doce años escribe mejor que usted. A mi no me venga con la RAE porque me hace reír un rato. Aprenda a escribir y luego corrija a los demás, a dios gracias hoy se puede aprender gratis si uno pone empeño. Si tanto le gusta quizás Filología Hispanica sería genial. Por favor no vuelva a dirigirse a mi o le doy block. No soporto a las personas prepotentes con cultura demostrable, menos a los que no la tienen.
        Un saludo y lea mucho que es bueno.
        http://lexicoon.org/es/embrazar

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      2. Son muchas más las palabras que han caído en el desuso o desaparecido por completo del vocabulario español, pero si las usas no lo estás haciendo mal, siguen teniendo el mismo significado, con lo cual Lord lo ha hecho bien.

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      3. ¡Calma, calma! Lo cierto es que no suelo usar embrazar mas que para cuando un personaje usa el escudo, y no me gusta en el contexto que lo he utilizado, la verdad. Así que he preferido, al final, corregirlo: Firdánir lo descuelga del hombro y a correr 😉

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      1. Creo recordar desde la última expedición para la conquista de la Dulce Erín, que entre los milesios se definió el uso eficaz del arco aprestado: Con el fin de no comprometer la rápida entrada del arma en combate, debese empuñar en la mano izquierda, los diestros, con la hienda de la flecha inserta en el cordel, ligeramente tensa para que no deslice el astil, palabra ésta, aguda donde las haya que como es sabido cuenta una de más, entre los dedos indice y corazón y el extremo cara al suelo para no atosigar al guerrero que nos precede con incomodos pinchazos y enponzoñar sus posaderas con el tóxico untado, lo cual, a mayores de alertar al enemigo, distraería la vigilancia de la vangüardia. Dicho lo cual, al jefe Breogan le bastaba con ordenar: ¡Prevengan armas! Y santas pascuas. Un abrazo.
        Por demás no le vendría mal a la damita en cuestión un batallón de avezados gallegos que con unas patatitas guisadas con medio buey, ya le damos por abonada la soldada de la mañana. ¿Hace?

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