Huida de la batalla

HUIDA DE LA BATALLA

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Retoños oscuros de Shub-Nigurath (vía http://aminoapps.com/page/libros-aminoespanol/8253879/shub-niggurath)

—¡Abrid, os lo ruego!

La voz que imploraba era la de un varón, grave y rotunda, pero preñada del frenesí que produce el mayor de los terrores. La mujer, una joven viuda que se deslomaba en el campo del señor para poder alimentar a sus tres hijos aunque solo obtuviera unos míseros granos con los que apenas hacer una hogaza a la semana, se encogió de miedo. Los niños ya dormían y era noche cerrada… ¿Quién podía estar aporreando la puerta de su humilde cabaña sino alguien con malas intenciones?

—¡Por Dios os lo pido! ¡Abrid!

Conmovida por el tono lastimero del hombre, decidió por fin acercarse a la puerta y desatrancarla quitando el madero. Casi de inmediato, un hombre vestido con un mandil de cuero, como el que llevan los herreros en la forja, polainas grises manchadas de barro y un casco cónico que presentaba una fea abolladura en su parte superior, entró en la casa, cerrando tras él y respirando agitado.

La mujer ahogó un grito al ver la cara del hombre, pues la mitad del rostro estaba retorcido y quemado, como si hubieran pasado una antorcha por ella. Uno de los ojos había reventado y quedaba un resto gelatinoso y repugnante que goteaba por la mejilla, mientras que el otro, en contraste, era de un hermoso azul cielo.

—¿Qué os ha ocurrido…? —preguntó ella con un hilo de voz.

El hombre hizo unas cuantas inspiraciones profundas intentando recuperar el resuello y contestó:

—Soy… soy un soldado del rey Pedro. —Aunque la campesina vivía alejada de las grandes políticas y traiciones que en la corte se vivían, supo de inmediato que se refería al rey de Castilla, llamado el Cruel, cuyas mesnadas campaban a sus anchas desde hacía un tiempo por las tierras aragonesas donde ella vivía—. Pero no temáis… No voy a haceros daño —la tranquilizó, aunque el dolor hizo que gimiera y no resultase en exceso convincente—. Solo busco… refugio.

—¿Sois… sois un desertor?

—No. —Sacudió la cabeza—. Yo… yo… un demonio nos atacó antes de ponerse el sol y…

El hombre enterró la cabeza entre las manos y lloró desconsolado. La mujer, venciendo la repulsión, lo abrazó como una amorosa madre y lo acunó, mientras él decía:

—Satán ha venido a castigarnos por nuestros pecados… Vino el demonio conjurado por esta maldita guerra y… y… Dios nos odia, nos odia y ha abandonado este mundo, que ahora es posesión del diablo. —Mientras balbuceaba como un loco, levantó la cabeza y clavó su ojo sano en los de ella; su mirada era perdida y confusa al decir—: Era grande como un roble, pero en vez de hojas, sus muchas ramas tenían ojos de lobo que nos miraban con odio; el tronco presentaba fauces de animal salvaje y sus brazos se movían rápidos como el viento, atravesando los cuerpos de todos mis compañeros… allí donde golpeaba, un líquido quemaba la carne y la hacía desprenderse del hueso. —Se señaló su propio rostro—. Y andaba. Andaba sobre pezuñas enormes con forma de cabra…

»De todos, tan solo yo escapé con vida… Y solo porque el demonio se entretuvo aplastando bajo sus patas a todos los demás…

Huida de la batalla


36 respuestas a “Huida de la batalla

    1. Gracias, Andrea. Suerte, sí, porque al menos sobrevive. Pero lo que ha visto… ¿Has jugado a «La llamada de Cthulhu»? Y si respondes afirmativamente, ¿te acuerdas de las pérdidas de cordura? Pues eso, pobre hombre, en efecto…
      ¡Saludos!

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    1. Gracias, María del Mar. Escribir un texto de terror con criaturas fantásticas no está reñido con establecer, descriptivamente, un marco realista. De hecho, el contraste entre realidad y ficción terrorífica es lo que creo que le da vidilla 🙂

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  1. Leído y disfrutado como ameritas, pese a ello, ¿qué te parece si en el segundo párrafo en la interrogante utilizas si no en lugar de «sino»?, ya que según la RAE: «La forma si no introduce siempre una oración condicional y debe escribirse en dos palabras separadas. En los demás casos, se trata de la conjunción adversativa sino, que se escribe en una sola palabra».

    Saludos

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    1. Date cuenta de que está utilizada como conjunción adversativa (en este caso, no introduce una condicional), así que, como indicas, es tó’junto 🙂
      La forma más fácil de diferenciar «sino» y «si no» (salvo cuando es el sustantivo, que está muy claro y se puede cambiar por destino) es sustituirla por otra conjunción adversativa: «salvo». En este caso, «salvo» queda perfecta 😉
      «Si no» puede comprobarse si ha de usarse también de forma fácil: introducir entre «si» y «no» un elemento que mantenga el significado. Por ejemplo: «Hubiéramos pagado un montón de tasas si no nos hubiera absuelto», con «Hubiéramos pagado un montón de tasas si el juez no nos hubiera absuelto».
      En el caso de mi texto, la introducción de un elemento de tal modo no es posible…

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    1. La guerra de los dos Pedros es uno de los acontecimientos más interesantes de la Edad Media española, tanto por las figuras implicadas como por, sobre todo, estar inscrita en otros dos conflictos que fueron vitales para el rumbo de buena parte de los estados de Europa occidental (la guerra civil castellana y la guerra de los 100 años), y cuando pensé en la época para introducir este pequeño relato lovecraftiano, sabiendo que sería el medievo, no lo dudé 🙂

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  2. Mezclas la inestimable historia del más cruel de los Pedros —al menos desde el punto de vista de escritor, y te aseguro que he visto anécdotas pseudohistóricas atribuidas a él transformadas en folletines de ficción científica— con una prosa que no voy a describir otra vez —la envidia, insana e insalubre, es «mu» mala 😉 — y con el uso de las primeras armas químicas.
    Además me ha encantado la descripción del soldado.
    PS.—Una cosa que cambiaría es «Conmovida por las lágrimas que desprendía el hombre…» por «Conmovida por las lágrimas que aullaba el hombre». Creo que desde el otro lado de la puerta eran difíciles de ver pero sí de intuir por el sonido.

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    1. Tu apreciación es bastante acertada, pero no me convence la alternativa que propones. Por ejemplo, con «conmovida por el lastimero tono del hombre», ¿qué tal? 🙂
      PS: ¿Has leído «El justiciero cruel», de Arsenio e Ignacio Escolar? Muy recomendable, como su otro libro «La nación inventada», desmontando tópicos.

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      1. Me gustaron mucho, la verdad. Se nota la erudición de Arsenio (padre) y la agilidad de Ignacio (hijo, no en vano es el director de eldiario.es y su prosa periodística hace el texto muy ameno), en una corriente que me encanta en historiografía: la de hacer caer mitos con método científico, desmontar bulos y sembrar dudas en las «certezas» dadas por sentadas.

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    1. Gracias, Yulia. En efecto, en esta… vamos a llamarla «saga»… mezclo pasajes históricos con elementos de terror lovecraftianos, jugando con una idea central de los Mitos de Cthulhu: la de que la historia ha sido manipulada por los dioses y entidades poderosas de más allá de las estrellas, que la humanidad no son sino peones o víctimas de sus maquinaciones 😉

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    1. Gracias, Estrella; un placer entreteneros, ya lo sabes.
      Aunque parecen árboles a los ojos humanos, son unos monstruos nacidos de la imaginación de H.P. Lovecraft, unas malas bestias que… mejor no cruzárselas, sí.
      ¡Un saludo!

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