El romance del falso caballero: Capítulo 7 (VII)

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Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7: (I) (II) (III) (IV) (V) (VI)

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Merlín permitió que la joven se aseara y descansara, tal y como Elin había pedido, y no fue hasta un buen rato después que un criado llegó a sus aposentos para decirle que Merlín la estaba esperando. Sin embargo, el hombre se quedó con un palmo de narices, pues Elin no estaba en sus dependencias: se había lavado, vendado la herida y cambiado de ropa con premura, para poder, como había planeado, mantener una audiencia con el rey Arturo, que la recibió en uno de los gabinetes de uso protocolario que mantenía en el castillo.

Tras los saludos de rigor y las preguntas corteses con las que una conversación educada se inicia, Arturo dijo, con gesto preocupado:

—Creo que algo os aflige, dama Elin. Y supongo que no estaré equivocado si digo que es debido a vuestras recientes desventuras.

—Así, es, señor —asintió ella—. Mas no es tanto el pesar lo que ha sucedido, sino el temor por lo que está por ocurrir. Un gran peligro acecha al reino.

—Lo sé. —Arturo asintió con vehemencia agitando la cabeza y se acarició la barba castaña, recortada a la perfección, que resaltaba su rostro cuadrado, poderoso y viril—. Merlín me ha contado sus sospechas sobre un ejército invasor… que no es de este mundo —añadió con un cierto tono escéptico.

—Merlín no se equivoca, señor. He viajado a otro lugar en compañía de Perceval y el Bello Desconocido… y alguien a quien me hubiera gustado conocer más. —Arturo se dio cuenta del pesar que afligió a Elin al decirlo, pero no habló—. Viajamos al mundo de donde salen todos los monstruos que últimamente campan por el reino, señor. Viajamos al mundo de los elfos, gobernado por un rey llamado Calau’dar’Onieril.

Elin contó entonces al rey con detalle todo lo que había vivido desde que dejó Camelot, hacía lo que parecía una vida, y Arturo la dejó hablar sin interrumpirla en ningún momento, subyugado por un relato fantástico y terrible, preñado de dolor y sacrificio, pero también lealtad, camaradería y honor. Al terminar, Arturo dijo con una sonrisa paternal:

—Sois brava, dama Elin. No tenía duda de ello, pero todo esto que decís… Es digno de ser considerado una de las mayores gestas ya no de Camelot, sino de toda la historia de la humanidad. Contáis, como supongo que sabréis, con todo mi apoyo para dar vuestro siguiente paso.

»Porque no dudo que ya habéis pensado cuál será. ¿Me equivoco?

—No os equivocáis, señor —contestó Elin—. Debo ir allá donde Firdánir, en sus últimos momentos, me dijo. Estoy segura de que ahí se encuentra la clave para lograr la victoria en la guerra que se avecina.

—Sea entonces. —Arturo se levantó y la joven hizo lo propio, recibiendo con agrado el gesto del rey, que posó sus manos con fuerza sobre los hombros de Elin, como dándole su bendición—. Decid lo que necesitáis para vuestra búsqueda, y se os proveerá. Contáis con todo el apoyo de Arturo, rey de los britones. Mientras tanto, en Camelot se organizará el ejército que repela a las fuerzas invasoras, si acaso tienen la osadía de acudir a nuestro mundo.

—¡La tendrán, oh, rey! —Merlín había entrado en la cámara sin que ninguno de los dos se diera cuenta, sobresaltándolos con su vozarrón—. Por supuesto que la tendrán…

»En cuanto a vos, Elin… —La señaló con el bastón—. Si esta reunión ha acabado, quizá podríamos hablar. ¿Os parece bien, mi dama? —concluyó con evidente sarcasmo.

Elin asintió reprimiendo una sonrisa de chiquilla rebelde y siguió al hechicero.

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13 respuestas a “El romance del falso caballero: Capítulo 7 (VII)

    1. Contar con la ayuda de un rey siempre viene bien, claro. A no ser que sea un rey pusilánime, de esos que abundan en la fantasía (y en la historia real), pero Arturo… no es el caso 🙂
      ¡Un abrazo!

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