ESTO ES EL FINAL
—Esto se acaba aquí.
El otro hombre miró al primero y asintió con la cabeza, un movimiento lento y grave que acompañaba la tristeza de su mirada. Quien había hablado empuñaba una pistola, y la distancia entre ambos hacía imposible que fallara si apretaba el gatillo. Sabía su nombre, pero era más conocido en su mundo por ser uno de los mejores cazadores de espías del mundo. Pese a ello, había logrado esquivarlo durante seis años, al mismo tiempo que hacía su trabajo y enviaba la información que robaba a sus superiores.
Esa noche, iluminados por una hermosa luna llena de magnífico esplendor, se había acabado la caza. Una leve ráfaga de viento agitó la hierba crecida que esperaba ser cortada por la mano del jardinero, y el espía suspiró antes de decir:
—¿Me vas a ejecutar? ¿O me entregarás? —La respuesta le daba igual: sabía que, cuando alguien que se dedicaba a su oficio era capturado, se le había acabado el tiempo de un modo u otro.
—La verdad, lo estoy pensando —respondió el cazador. Chascó la lengua—. Has sido un tormento… Cazarte me ha llevado mucho tiempo, demasiado…
—Soy escurridizo. —Pese a lo difícil de su situación, el espía no pudo evitar jactarse de su habilidad.
—Lo eres —coincidió—. He sufrido mucho para llegar hasta aquí, ¿sabes?
El espía enarcó una ceja, sin saber por qué el cazador quería entablar un diálogo que tenía pinta de convertirse en una especie de confesión. Advirtió que el cazador presentaba un rostro cansado, ojeroso, incluso triste. El fino bigote le temblaba con cada palabra; parecía que fuera a echarse a llorar en cualquier momento y el espía sintió, por un instante, lástima por él, pues supo que había sacrificado todo mientras iba en pos de él.
—Lo siento —dijo con total sinceridad el espía. Se encogió de hombros e hizo una mueca—. Pero es mi trabajo.
—Sí. Lo entiendo. Y el mío…
—Cazarme —terminó por él.
Los dos asintieron, y la simultaneidad del movimiento los hizo sonreír. Se sintieron hermanados entonces, dos almas gemelas y opuestas a un tiempo, dos hombres de vida solitaria, nómada y huidiza cuya existencia era, bien mirada, triste y deshumanizada.
El estruendo provocado por la pistola del cazador hizo que toda reflexión al respecto cesara en sus mentes. Un golpe producido por el cuerpo del espía al caer a tierra y, después, solo se oyó el sonido de la hierba al cimbrearse en la noche.
Muy crudo y nostálgico, pero tan bien escrito como siempre. Echaba de menos leerte, mi lord.
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¡Gracias mil, Javi! Cierto, otras cuestiones me han mantenido alejado de la «pluma», pero voy a intentar retomar el paso, aunque sea menos intensamente que antes 🙂
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Al leer el título pensé que era una despedida, pero enseguida se me ha alegrado la vista y he recuperado el estado anímico. En cuanto al fragmento, me he quedado con ganas…
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Cierto, parece que estaba cerrando el blog, pero la culpa la tienen The Doors, con su canción «This is the end», que me vino a la cabeza cuando estaba pensando en el título 😀
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El Yin y el Yang, la luz y la oscuridad… No tienen sentido el uno sin el otro.
Besacos!
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Claro que sí. Para que haya presa, ha de haber cazador… y viceversa, ¿no?
¡Un abrazote, compañera!
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Estaba deseando que al final el espía matara al cazador jajaj. Buen relato. Gracias por compartirlo.
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Ains… muchas veces, no obtenemos lo que queremos, por desgracia. Y, desde luego, es el caso del espía (aunque parecía haber asumido su muerte 😉 ).
¡Gracia a ti por leerlo!
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Si, ese final de unaaa muerte asumida que llega inevitablemente es un buen final. A veces está bien ver otras perspectivas, más allá de la idea que nos habíamos creado. En realidad me gusta que me rompan loos esquemas.
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Gracias por tu estupendo comentario. Es cierto que, muchas veces, un final, un desenlace, es previsible, aunque creo que, si se conduce de manera lógica (narrativamente hablando), el que no sea sorpresa (o sí, según las expectativas de quien lee el texto) es lo de menos. Es decir, un giro de guión siempre es un efecto muy bueno, pero lo importante es mantener la coherencia narrativa interna.
¡Un saludo!
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Y el lejano eco del disparo puso en marcha el telón. Un abrazo.
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Gracias, Carlos. Porque, al final, todo se desarrolla en el Gran Teatro del Mundo 😉
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Como si de una película se tratase he visto cada momento, cada sentimiento y cAda gesto. Un gran relato Lord. Te felicito y admiro. Besos a tu alma.
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Gracias, María del Mar. Ya sabes que describir, pero sin empalagar, es lo que siempre intento, así que, si te ha gustado, me doy por satisfecho 😉
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