El romance del falso caballero: capítulo 3 (VII)

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3: (I)(II)(III)(IV)(V)(VI)

Un tremendo resplandor les obligó a cerrar los ojos. Las tinieblas fueron rasgadas por un destello blanquiazulado de gran potencia que dejó un olor similar al que hay en el ambiente cuando acaba una fuerte tormenta. Un relámpago había impactado en el pecho de la gargantuesca criatura, que se daba manotazos con expresión aturdida intentando apagar las llamitas que bordeaban el agujero abierto en su torso.

Lo intentaba sin saber que ya estaba muerto, pues el rayo había horadado su cuerpo destrozando el corazón. El gigante daba sus últimos estertores, justo antes de que sus ojos rodasen sobre sus órbitas y se derrumbara con el infernal sonido de un alud de piedras.

Elin miró con incredulidad al caído titán y se preguntó qué podía haber pasado. A su lado, el caballero se tapaba la boca, tan abierta que por ella habría cabido un ejército de moscas.

–¿Qué ha pasado? –preguntó él en voz bajita.

Por toda respuesta, Elin meneó la cabeza, pero vio que había una figura a lo lejos que parecía estar orlada de un aura azulada capaz de competir con la neblina reinante. Sujetaba un bulto de buen tamaño bajo el brazo, envuelto en un hato de lana, y sus largos cabellos morenos, cargados de electricidad, apuntaban revoltosos a lo alto.

Su vestido era del verde de la hierba.

–¡Morgana! –Elin gritó al reconocerla y empezó a andar hacia ella. La hechicera los miró y torció el gesto al ver al hombre, pero compuso una rápida sonrisa en su rostro cansado por la tremenda energía que acababa de liberar.

–Me preguntaba quién habría sido tan inconsciente como para entrar en este reino –le recriminó cuando ambas estuvieron cerca–. Caballero. –Meneó la cabeza como con desgana en dirección a Perceval.

–Creíamos que el barón –dijo Elin, sin percatarse de las cautelosas miradas que los otros dos se dirigían– corría peligro, así que…

–Así que os lanzasteis sin reflexión alguna por un portal a un sitio que os podría haber masticado, engullido y escupido vuestros huesos.

La cortante voz de Morgana hizo que la joven cerrara la boca de inmediato, cosa que aprovechó Perceval diciendo:

–Agradecemos vuestra ayuda, dama Morgana. Pero será mejor que volvamos a… ¿Inglaterra?

–Decís bien, Perceval –asintió ella–. No estáis en Inglaterra. O, al menos, no en la Inglaterra que conocéis.

–Es el reino de la gente hermosa. –Elin lo dijo en cuanto tuvo la intuición de haber traspasado la barrera existente entre el mundo de los humanos y los de más allá, tal y como contaban las leyendas.

–No son gente muy hermosa, en realidad –rio Morgana–. La mayoría son bastante horrorosos de contemplar. Cuando no directamente asquerosos.

»Mas dejemos para otro momento las explicaciones. Que de seguro me vais a hacer preguntas. –Elin asintió por reflejo, arrancando una sonrisa a la hechicera–. Abandonemos este lugar antes de…

–¿Y qué hay del barón? –preguntó Perceval envainando por fin la espada.

–¿El barón? ¿Cuál de todos ellos?

–¿Cómo que cual…?

Morgana soltó una carcajada que hizo que la cara del caballero se pusiera morada.

–Que cuál, os digo. Porque no tenéis que temer por ningún noble o plebeyo.

–¿Qué queréis decir? –Perceval entrecerró los ojos, pensando que Morgana se estaba riendo de él y que no le importaban para nada las vidas de sus compatriotas.

–Quiero decir, caballero, que el sitio por el que habéis entrado a este lugar no ha sido afectado por la presencia del portal.

–¿Portal?

–¡Por los dioses! –se exasperó ella–. ¿¡Es que voy a tener que explicaros todo, botarate!? Vayámonos de aquí, y cuando estemos seguros, os cuento qué habéis vivido.

–De acuerdo –dijo Elin, deseosa de no ver un conflicto estallando entre ambos.

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20 respuestas a “El romance del falso caballero: capítulo 3 (VII)

  1. ¡Aquí estaba Morgana, jugando a ser Tesla! —¿O era al revés?—
    Y sí, vayámonos deprisa antes de que llegue otra «creatura» hermosa, ¿quizá por tamaño más que por aspecto?, y nos dé un disgusto. ¡Hala!, salgamos por el armario del barón; y que al vernos salir del armario no le dé por tirar de espada al grito de «contra natura» que había gente un poco reaccionaria en aquella época…
    Lo mismo hay suerte, y el portal está en el portón del castillo, lugar más adecuado, dónde va a parar, según vimos en no recuerdo qué capítulo o escena. ¡Ah, sí! la de la babosa.
    Siempre es gratificante una lectura tan ágil y tan concreta en la que, sin embargo, caben conflictos tan complejos como los humanos a tres bandas.

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    1. El dilema del huevo o la gallina eléctrico. Y sí, mejor Tesla, que a Edison no lo puedo ni ver 😉
      Sí, Perceval tiene toda la pinta de ser uno de esos que comentas. De esos que ven a un tipo de piel roja con aire simiesco y se lanza con la espada por delante. O con los cascos del cuerno, que total…
      Y tanto pedirlo, tanto pedirlo, al final no has caído 😀 😀 😀

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      1. Bueno… bibliotecario yo no soy, que conste. Que estudié en mis años mozos esa cosa de nombre tan gracioso pero no he llegado a ejercer. Bueno, sí, en las prácticas universitarias y durante la Prestación Social Sustitutoria 😀

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  2. Bien por lo de Edison el copión. Tesla es en efecto el padre de la criatura no me cabe duda. Y volviendo al asunto que nos ocupa, la cosa del portal es la que más me preocupa. Interdimensional o intertemporal? Perceval cada día menos fino no se ofrece a llevar a Morgana el petate? Y luego de ser salvado por los pelos, pretende salir por pies e indemne. Sigamos con el cuento, sí os parece bien Milord?

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  3. Por fin he podido ponerme al día!! No tengo tiempo para leer todo lo que publicais 😦
    Elin no deja de sorprenderme, qué bravura y valentía desprende.
    El gigante de piedra me ha recordado a Tolkien y el portal interdimensional me ha dejado intrigada… Les permite viajar en el espacio o también en el tiempo?
    Quizás lo sepamos más adelante!! 😉
    Un saludo, Lord!

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    1. Lo sabremos, lo sabremos. Si no, vaya apelotonaletras de palo que sería, jurjurjur 😉
      De hecho, como sois varios ya los que habéis comentado si se trata de un portal dimensional, espacial o temporal, como no lo diga me vais a arrancar las orejas 😀
      Lo que sí he intentado con Elin es, tras mostrarla como la protagonista al inicio, darle mayor dimensión humana. Algún fallo, algún comentario tonto, cierto atontolinamiento de la premadurez… otorgarle mayor realidad, para que nos entendamos. Espero haberlo conseguido. Y espero, sobre todo, que te siga gustando.
      ¡Un abrazo!

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      1. Pues claroque me gusta!! Jajaja Si no fuera así, ya te digo que pasaría de largo 😉 Venga ues, a ver si sabemos de qué va esto, porque yo ya he imaginado un posible encuentro con otra Elin futurusta al estilo choni. El choque temporal podría ser brutal!! Jajajaja Buen domingo, Lord!!

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      2. –¿Qué pasha, no? –Elin se estaba mirando al espejo y colgando una cinta roja, fluorescente, del pelo, anundándola mientras mascaba un chicle y lo hacía restallar con sonoridad. Su madre había entrado en el cuarto sin avisar, con la de veces que le había dicho que no hiciera eso, y la miraba con aire disgustado.
        –¿Otra vez vas a salir, hija? –preguntó.
        –Posh shí.
        De repente, al ambiente pareció fluctuar, como cuando Elin se metía un par de pastis en la pista de baile y todo se volvía… raro. En el centro de la habitación apareció una especie de puerta, una oquedad de color purpúreo en el aire, entre la cama y el armario, y de ella salió una mujer como Elin, aunque sin el maquillaje que la hacía parecer la fachada de una nave abandonada tomada por los grafiteros ni los pantalones de chándal de culo bajo.
        😀 😀 😀 😀

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